sábado, 24 de diciembre de 2011

Feliz Navidad



[Navidad. Foto de: Adam Foster]

Quisiera plantar estos días un árbol con los nombre de mis familiares, amigos, conocidos y lectores. Los de cerca y los de lejos. Los de siempre y los de ahora. Los que veo cada día, y los que raramente encuentro. Los siempre recordados y los que a veces se me olvidan. Los constantes y los inconstantes. Los de las horas difíciles y los de las horas alegres. A los que sin querer herí y los que sin querer mi hirieron. Aquellos a los que conozco profundamente y a los que apenas conozco. Los que me deben y a los que les debo mucho. Los humildes y los importantes. A los que leéis este mensaje y los que no lo leerán. A todos los que pasaron por mi vida. Un árbol de raíces profundas para que vuestros nombres nunca sean arrancados. Un árbol que al florecer el año que viene nos traiga ilusión, salud, amor y paz.


Con mis mejores deseos para todos... 

Feliz Navidad y que el 2.012 venga cargado de prosperidad.


Jose F.

domingo, 11 de diciembre de 2011

“Regreso al futuro” y dinero.

Aquí os dejo un interesante relato de Ciencia Ficción, en el que cualquier parecido con la realidad, es pura coincidencia ;-).

Hubo un tiempo en el que podíamos viajar al futuro y traernos al presente el dinero ganado durante años de sudor y trabajo. Este fantástico viaje temporal, era posible gracias a los bancos.

Las entidades bancarias pactaban con los viajeros del tiempo la excursión al futuro a cambio de un dinero mensual a depositar en ellos. Una vez acordado en forma de contrato, viajaban al futuro y te traían tu dinero al presente. Pero como todo en este mundo, y los viajes temporales no podían ser menos, estos viajes no eran gratuitos y los bancos cobraban una comisión por los mismos.

[Aplicación iphone para viajes en el tiempo. Foto de: clarksworth]

Con el paso del tiempo, y después de muchos viajes temporales, los bancos dejaron de acercarse al futuro y coger nuestro dinero para traerlo al presente, sino que con una serie de datos (nómina, propiedades, avalistas, …) eran capaces de calcular el viaje temporal y de determinar la cantidad de dinero que podíamos traernos al presente. Todo esto hizo que los viajes temporales perdieran su rigor inicial.

Los viajes en el tiempo estaban restringidos a cierto número de privilegiados al principio, pero poco a poco se fueron popularizando y todo el mundo tuvo acceso a ellos, también se permitieron los viajes en el tiempo a empresas, países e incluso a los propios bancos. Como veis un verdadero lío.

Se determinó que podíamos traernos cualquier cantidad de dinero del futuro. Sólo había que establecer a qué año del futuro había que viajar (obviamente cuanto más lejano era el viaje temporal más comisión se pagaba al banco). Aparecieron así viajes al futuro aberrantes donde las personas se traían al presente no solamente su dinero sino también el de sus descendientes.

También nos permitieron viajes al futuro próximo. El viaje, ni siquiera se comprobaba. Para estos viajes los bancos inventaron una acreditación que llamaron “tarjeta de crédito”.

Como la avaricia es propia de la condición humana, y las comisiones eran muy jugosas, se posibilitaron viajes temporales sin sentido, a futuros muy lejanos. También se ideó una peligrosa forma de viajar en el tiempo en el que el depósito mensual a entregar al banco podía ser cubierto a su vez por otro viaje en el tiempo. Es decir, una persona, empresa o país podía hacer varios saltos en el tiempo para traerse dinero de distintas épocas.

Y los bancos ganaron mucho dinero mediante esos viajes.

Pero como en la archiconocida película, los viajes en el tiempo pueden acarrear daños colaterales sobre todo si se abusa de ellos. No hace falta ser muy inteligente para saber que si somos ricos en el futuro, nos traemos el dinero al presente y lo perdemos, estamos cambiando drásticamente y dañando nuestro futuro. Tampoco hay que pensar mucho para reparar en que la interferencia en el futuro es mayor cuando mayor sea el número de viajes.

Sin embargo estos peligrosos viajes no fueron parados por bancos, que vivían de sus comisiones en el presente. Cómo cada vez había más oferta de viajes al futuro, los bancos tuvieron que reducir sus comisiones e incrementar el número de viajes para seguir creciendo en ingresos. De esta manera, los viajes se hicieron cada vez más numerosos, absurdos y peligrosos. Nuestra interferencia en el futuro fue brutal y muy dañina, hasta el punto de que un día nos despertamos y nos dimos cuenta de que habíamos destrozado seriamente no nuestro futuro lejano, sino nuestro mañana.

[Estado actual de carretera al futuro. Foto de: Bartek Kuzia]

Habíamos conseguido esquilmar todo el dinero posible del futuro y lo habíamos malgastado en el presente, arruinado nuestro futuro próximo y por ende nuestro futuro lejano.

Cuando esto ocurrió, los viajes en el tiempo se restringieron de forma abrupta por parte de los bancos. A día de hoy todavía se está pensando en cómo sustituir los fantásticos viajes en el tiempo, que durante una época nos permitieron disfrutar de una prosperidad desmedida, por otros sistemas.

La esperanza es que el futuro presenta muchas líneas que se van definiendo con las acciones del presente. Seguro que alguna de ellas repleta de prosperidad. Pero de lo que no cabe duda es que serán necesarias acciones de gran calado, novedosas y probablemente arriesgadas para enderezar el rumbo futuro.


¿Cómo nos recuperaremos del abuso de los viajes temporales para obtener dinero?. Cualquier idea  sobre este relato ficticio tiene cabida en el apartado de comentarios.

Hasta otro día.