jueves, 15 de abril de 2010

La responsabilidad está en el aire

A ninguno nos gusta ser responsables de algo que no funciona bien. Sin embargo nos agrada participar y sentir que formamos parte de cualquier éxito.

Los hinchas de un equipo de futbol hablan de “hemos ganado” (todos) cuando el resultado ha sido positivo y de “han perdido” (los jugadores) cuando no lo es.

En la política, todos los días, asistímos impávidos a un cruce de acusaciones entre unos partidos y otros. En todas ellas “los otros “ son los responsables de la situación.

Como he escrito en otros post, nuestro cerebro nos protege y moldea la realidad que nos rodea a nuestra conveniencia. En el caso de las responsabilidades también.

Cuando las cosas van mal o se ha cometido un error, es muy dificil encontrar responsables, parece que las cosas ocurran solas. Ésta es una reacción muy arraigada en nuestra forma de actuar que practicamos desde muy pequeños. Los niños no hablan de que han roto algo sino de “se ha roto”. En la foto que viene a continuación os podéis imaginar la respuesta de la niña cuando alguien le pregunte por la ropa… “se ha manchado”.


[La ropa se ha manchado. Foto de: Ripizzo]

En las organizaciones, las cosas no ocurren solas, pero normalmente la responsabilidad se diluye, y se cumple el dicho “me gusta el trabajo en equipo porque siempre podrás echarle la culpa a otro”.

Al final no nos queremos dar cuenta de que muchas veces somos más responsables de lo que queremos admitir. Pongamos el caso de un papel que alguien tira al suelo en la calle. ¿Quién es responsable de que el papel esté en el suelo?. ¿La persona que lo ha tirado? ¿El barrendero que no lo ha recogido? ¿Todos los que han pasado por allí y no han hecho nada por remediarlo?.

Normalmente contestamos la primera o la segunda opción, pero nunca estamos dispuestos a admitir la tercera ya que nos hace coresponsables.

En una empresa o proyecto ocurre algo parecido. Todos tenemos encomendada unas funciones, es cierto, pero también todos somos responsables de su avance.Algunas veces por omisión, falta de colaboración o implicación no actuamos cuando aparecen los problemas, intentando que no nos salpique y que no se nos asocie de ninguna manera con él.

Personalmente prefiero no preocuparme por quién es el culpable de una situación. ¿Qué más da?. Para mí es secundario, y creo que es mejor primero ocuparse de solventar el problema que en recrearse acerca de la culpabilidad. Lo que si que me parece muy conveniente es analizar cómo ha ocurrido para evitar que vuelva a repetirse en el futuro. Es decir, más que preguntar ¿quién? yo me centraría inicialmente en ¿qué? y ¿cómo?.

Me gustan las personas que asumen no solamente las responsabilidades de las funciones que tiene encomendadas, sino que además entienden el fín último de la organización o el proyecto, se sienten identificados e implicados, y aportan generosamente lo que está a su alcance para alcanzar los objetivos marcados.

Y vosotros ¿Qué pensáis?

PD: Os dejo con un video de algo que, aunque parezca gracioso, ocurre en algunas organizaciones. Me quedo con el comentario que aparece debajo del video. “El trabajo en equipo es aportar el extra para beneficio de todos